Como en la entrada sobre Dune acabó apareciendo, no se muy bien porqué, un pequeño debate sobre los Haikus he decidido escribir en la entrada de hoy alguna que otra cosilla sobre estos versos, eso sí, desde el principio digo que no puedo desprenderme de mi predisposición negativa hacia éste género pero intentaré ser lo más imparcial posible.
El Haiku es una de las formas de poesía tradicional japonesa que más puertas se ha abierto en el mundo occidental, en sus orígenes se trataba de una estrofa compuesta de tres versos y diecisiete sílabas, sin embargo ahora siguen manteniéndose los tres versos pero hay mayor flexibilidad en cuanto al número de sílabas. Cada Haiku presenta una palabra clave denominada Kigu que nos permite saber a que estación pertenece, porque los Haikus pretenden describir los fenómenos naturales, el cambio de estaciones, el paso de la vida o simplemente la vida cotidiana de la gente. Su estilo se caracteriza por la naturalidad, el simplismo (o sencillez), la sutileza y la austeridad. Es un arte que está altamente influido por la filosofía y la estética Zen, que hay quién la resume de un modo humorístico diciendo que “Se trata de esperar sentado en la puerta de tu casa hasta ver pasar el cadáver de tu enemigo”. Debido a las grandes diferencias culturales y lingüísticas que hay entre Japón y Europa hay muy pocos traductores que nos acerquen a su literatura de un modo directo (es decir sin pasar por la traducción francesa), por eso los Haikus han tardado un tiempo en aparecer por las librerías españolas.
Igual, lo que menos me atrae de los Haikus sea su extrema sencillez y su ostentosa libre interpretación así como su aparente desconexión entre los versos. Pues según mi parecer cada autor al escribir cualquier cosa quiere transmitir algo en particular, porque nadie escribe por el mero gusto de unir palabras y si escribes para unir palabras, las que unes las unes con claro sentido. Por eso, cuando cayeron en manos de mi padre varios libros sobre Haikus y tuvo a toda la familia condenada a escucharlos se apoderó de mí un innegable sentimiento de rechazo hacia ellos… Pero, todos sabemos que quien mejor juzga es uno mismo así que he decidido transcribiros algunos Haikus de libros que he encontrado por casa a la espera de vuestra opinión y, ya puestos, algún que otro comentario explicando el porqué de vuestra pasión hacia este género.
- Haijin*, Antología del jaiku* (Ediciones Hiperión)
Toro toro to
Sakan nemuru ya
Tsubakerame
(Masaoka Shiki)
Golondrinas.
Da cabezadas
el albañil.
Harusame ya
Nezumi no nameru
Sumida-gawa
(Kobayashi Issa)
¡Lluvia de primavera!
Se lame un ratón.
Río Sumida
Hatsu-shigure
Saru mo ko-mino o
Hishige nari
(Matsuo Bashoo)
Primer chubasco.
También el mono quiere
un abriguito.
- Cien jaikus* (Ediciones Hiperión)
Yuki no e wo
Jaru mo kaketaru
Jokori kana
(Masaoka Shiki)
Nieve en el cuadro
Que en primavera aún cuelga
Lleno de polvo
Wasure-oshi
Jachi ni hana sake
Jaruji kana
(Masaoka Shiki)
Sol de primavera
Y florece olvidada
La jardinera
Os dejo otra reseña de otro libro por si queréis consultarlo, pero como está en francés y mis nociones de francés son menos que nulas no he trascrito ninguno de los Haikus que alberga porque soy incapaz de comprender la traducción: Haiku, Anthologie du poème court japonais (Éditions Gallimard).
Pues bien, ahora que ya habéis podido comprobar con vuestros propios ojos lo desencadenado de los versos, la simplicidad de ellos y su contenido totalmente abierto a cualquier tipo de interpretación debo dejar que meditéis sobre los Haikus y sus peculiaridades.
*Nota: Haijin es aquel o aquella que escribe Haikus, también denominados en castellano como Jaikus.
16 comentarios:
Ja,ja, me parto con la cita que pones sobre la filosofía zen, mira que eres mala...
Ahora voy mal de tiempo, pero ya te haré un comentario más largo sobre los Haikus. Te avanzo que no soy ningún experto en ellos, aunque sí hay algo que me atrae en ellos...quizás por la cultura de la que forman parte.
Mira Carol, yo trato de escribir algunos haikus muy elementales en castellano y, la verdad, que el tema de estas pequeñas poesías me atrae sobremanera.
Puedes ver algo de mi modestísima producción en algunos de los párrafos de
http://www.atisbosdelarealidad.blogspot.com
Un saludo cordial desde Buenos Aires.
¡Hola Víctor! La cita sobre la filosofía Zen iba en tono humorístico no peyorativo, ¡quiero que quede constáncia! Espero ansiosa tu comentario más extenso hablando sobre los Haikus. No quisiera direccionarte pero una alabanza incondicional iría genial como contrapeso a mi entrada un tanto marcada por mi predisposición negativa... xD
¡Bienvenido Roberto! Estoy encantada de recibir una visita desde Buenos Aires de un escritor de Haikus (o sea, de un Haijin). Jamás dejará de sorprenderme la mezcolanza cultural, sin duda es maravillosa. :) Por cierto, me pasé por tu blog para ver tus propios Haikus y si, suenan como las traducciones de los originales japoneses.
Querida Carol.
Veo, que me he atrasado en visitar tus letras.
Muy bueno este tu escrito. Creo que la magia de los haikus es precisamente su sencillez. Al traducirlos pierde la esencia tal cual siente quien esta impregnado del idioma que los escribió. Hablan entre líneas.
Hasta pronto mi amiga
Celia
¡Qué buena la frase: "Hablan entre líneas"!
Si puedo poner un ejemplo mío con permiso de la autora de este blog diría:
Viene de lejos
el viento, su voz trae...
como cantando.
(debería leerse con una pausa en la coma después de la palabra viento, en caso contrario, cambia el sentido de la frase)
Saludos a Carol y a sus lectores.
¡Veo que hay muchísimos amantes de los Haikus por el mundo!
Como bein dices, Celia, se pierde gran parte de la esencia de cualquier escrito en la traducción. Y aún más en los versos, pues es la manipulación total de las letras... Sí, claro que los Haikus hablan entre lineas, porque sino apenas dicen nada.
Gracias Roberto, puedes dejar tantos Haikus, versos, frases, opiniones, comentarios o reseñas como desees.
A mi personalmente lo que me atrae del Haiku es la tranquilidad de los instantes que transmite.
Como la fotografía y algún género de pintura (y la escultura barroca, claro), un Haiku es la imperenneidad en un instante por definición perenne. Lucha contra el tiempo, aunque como dices, lo pone de manifiesto refiriéndose a las estaciones*.
En clase hicimos un ejercicio motivador/inspirador muy efectivo, consistente en captar en una imágen el Haiku, en 5 minutos. Salieron cosas muy bonitas.
*: Estoy leyendo "Mil grullas", de Kawabata Yasunari, y en él se pone muy de manifiesto la importancia que tenían las estaciones del año y su paso en la tradición japonesa. Lo digo porque me sonaba que hablases de Kawabata hace tiempo. Encontraste finalmente "Una página de locura"? Habrá que verla!
Un besote Carol!
Hola Carol. ¡A ver cómo me las arreglo para comentar tu entrada sin extenderme demasiado!…Para empezar, me temo que voy a defraudarte y no haré la alabanza incondicional a los haikus que me pides. Al contrario, creo que la crítica que les haces resulta impecable desde la lógica occidental, esa forma de pensamiento que tú, yo, y presumiblemente el resto de tus lectores, llevamos dentro.
Concebimos la literatura como un proceso por el cual el autor de una idea la transmite por escrito –de la forma más estética posible- a otras personas. Y si este proceso no se completa, si el lector percibe que lo escrito “no le dice nada”, podemos decir con justicia que ”no es literatura”, al menos en su acepción occidental. Eso vienes a decir en tu entrada, y no lo discuto.
Pero los haikus pertenecen a otra forma de pensamiento, a la lógica que podríamos llamar “oriental” por contraposición a la nuestra. A mi esta otra lógica me gusta de forma instintiva, si bien la conozco mucho menos de lo desearía, sólo por algunas lecturas y por lo poco que pude comprobar de primera mano en una breve visita a Japón.
Mi opinión es que, entre ambos tipos de pensamiento, hay una diferencia esencial en la forma de encarar el enigma de nuestra propia existencia (parece evidente que los humanos no soportamos el hecho de no saber algo, y que para todo queremos o necesitamos una explicación).
En nuestro mundo occidental, la reacción inicial frente a lo desconocido fue crear una religión que nos diese todas las respuestas, con su Dios, sus normas, sus pecados, sus castigos, etc… De golpe había una solución para nuestras preocupaciones existenciales, y las preguntas individuales quedaban fuera de lugar en cuanto cuestionaban esas verdades establecidas. Con el tiempo se ha ido limitando el papel de la religión al ámbito de la intimidad privada, y ha avanzado correlativamente la búsqueda de explicaciones para todos los enigmas de la realidad práctica, usando los instrumentos de la ciencia y la razón.
Conozco peor, como te digo, el proceso equivalente en el mundo oriental; mi impresión es que ellos se han enfrentado al enigma de la existencia de forma radicalmente distinta, tratando de comprenderlo con la herramienta que tenemos más a mano, la mente; lo han intentado mediante la meditación individual sobre los hechos y momentos que integran la realidad, y no creando una religión que les diese, sin más, una respuesta formal para todo. De esta manera han desarrollado a lo largo del tiempo un pensamiento mucho más elaborado que el nuestro, atribuyendo a cada manifestación de la realidad (cada objeto, cada acontecimiento, cada fenómeno natural) un significado más profundo que nosotros.
Estas diferencias culturales (que tú conoces bien, pues vienen perfectamente descritas en el libro que comentabas hace algunas entradas, “La Isla” de Huxley), se manifiestan también en el proceso de comunicación de ideas. Por ejemplo, si entras en una iglesia cristiana te encuentras un cúmulo de esculturas y pinturas con escenas de la historia sagrada que te explican con detalle todo lo que necesitas saber, sin que tengas que -ni debas- pensar nada por ti mismo. En un templo sintoísta, en cambio, lo que encuentras en su interior es un recinto de madera completamente VACIO, comunicado mediante ventanas o paneles abiertos con el bosque que suele rodear los templos. No te explican nada, no te ofrecen respuestas explícitas, sino que te proporcionan un entorno idóneo para que te detengas un momento y percibas tu propia existencia como parte de la naturaleza.
Pienso que los haikus forman parte de ese mundo “oriental”. En ellos cada palabra, cada concepto, está cargado de significado. Sus lectores (japoneses) conocen los “códigos” y los comprenden mucho mejor que nosotros. Pero los haikus no tratan simplemente de transmitir una idea (que también), sino que además constituyen un entorno que nos ofrece su autor para la meditación, para que en el proceso de desentrañarlos avancemos en el conocimiento de la existencia y de nosotros mismos.
Por eso los haikus japoneses, así en bruto, no son fáciles de entender para nosotros los occidentales. No responden a nuestra lógica ni a nuestro modo de pensar, ni conocemos las tradiciones japonesas que nos permitirían descifrarlos. Necesitamos un experto en cultura japonesa que nos los “traduzca”, que haga por nosotros las reflexiones que puede desencadenar un haiku. Y eso, el haiku acompañado de su reflexión o comentario, es lo que puedo llegar a comprender y lo que me gusta leer.
Yo sólo tengo un par de libros de haikus, ambos traducidos por un español (Vicente Haya): “Haikus japoneses de vuelo mágico” (Editorial Azul), y “Haiku-do” (Editorial Kairós). Este segundo me gusta especialmente, te lo recomiendo (y si no te convence para ti, te recomiendo que se lo regales a tu padre, que seguro que le gustará).
Otra cosa distinta es que nosotros podamos tomar la forma del haiku, y emplearla al modo occidental, para escribir una pequeña poesía llena de significado en sólo tres frases y 17 sílabas. No es fácil hacerlo y el resultado puede ser muy hermoso, como lo es el haiku que nos presenta aquí Roberto. Un autor conocido que escribe haikus de este modo que estoy llamando “occidental” es el uruguayo Mario Benedetti.
Pues esta es mi opinión sobre los haikus, espero que no te haya resultado muy rollo.
Hola Dani, sigues en tu rol de comentarme con anónimos... Espero que algún día me muestres alguna de tus pinturas-creaciones inspiradas por Haikus.
Si, creo que fue en mi tercera entrada o así dónde hablé de Kawabata y su obra. Me alegro que estés leyendo "Mil grullas" y espero que te guste. Tienes razón al decir que en esa novela se pone muy de manifiesto la importancia de las estaciones en la tradición japonesa, de hecho también aparecen nombrados los Haikus. Creo recordar que en varias escenas de la ceremonia del té Kawabata nos muestra como las flores, el sabor del te, los kimonos y las jóvenes están en perfecta harmonía con el Haiku que domina la estancia. Haiku que va variando según la estación del año, pero son Haikus ceremoniales especiales para la ceremonia del Té.
Pero no, aún no he encontrado "Una página de locura" a pesar de tener muchas ganas de verla.
Hola Víctor,
No has hecho una alabanza incondicional pero tu comentario extenso me ha gustado más así que de otro modo. Expresas tu opinión sobre la lectura oriental de un modo didáctico y lógico, así como extenso en su justa medida. No temas, que no ha sido para nada un rollo, muchas gracias porque algo así ofrece un contrapeso fabuloso para esta entrada.
Y gracias también por las reseñas que nos dejas, creo que me acabas de solucionar un regalo de Navidad...
Dios mio!!!! o Zen Mio!!!
Y yo sin un criterio sobre los Haikus, algunos me han gustado (tengo un único libro sobre ellos) y otros me han parecido, algo similar a un ejercicio gimnástico, sin más.
Pero lo que de verdad me ha gustado es tu blog y tu frescura escribiendo. Un link YA!!!
Bienvenida Mbi, me alegro que te haya gustado mi blog y espero verte alguna otra vez por aquí!!
Lo que dice MBI como algo no muy positivo "Ejercicio gimnástico, sin más", es una de las cosas del haiku que más me atraen...
Hoy A. ha visto mis interpretaciones plásticas de haikus, y de tres, dos le han gustado.
Las verás!
PD: PeDo: Seguiré siendo "anónimo" hasta que no sepas que soy yo.
Dani
Jajaja bueno Dani, entonces vas a tener que ser anónimo siempre...porque YA se que eres tu.
Bueno, tendré que hablar con A. sobre los Haikus (u obligarla a leer mi entrada, que también sería un buen ejercicio aunque no gimnástico)para ver que opinion tiene acerca de ellos, pero a pesar de todo insisto en ver tus interpretaciones plásticas algún día (y nada de promesas vagas, eh).
jeje, tú verás lo que haces con los regalos de navidad...mira que te van a leer el libro, que te lo van a leeeeeerr...
Dios mío Víctor, no era consciente de lo mala persona que puedes llegar a ser...
jajaja
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