domingo, 15 de noviembre de 2009

Tras un largo período de descanso

Saludos lectores,

Más que nada no quiero que esto acabe muerto del todo. ¿Qué mejor que reanimarlo con una poesia? Volveré a escribir largas entradas.

Por mí se llega a la ciudad doliente.
Por mí se avanza hacia la eterna pena.
Por mí se va tras la perdida gente.

Dios al pecado señaló condena
Dante a la vida señaló comedia
Y a las puertas de la muerte
Una divina inscripción, incipiente.

Al fin de su camino
Vuelve la vista a la alianza
Sabiendo de su destino
Sin remedio, pierde toda esperanza. .

Siempre, en todo momento
En todas las épocas y todas las eras
Ha existido un portento
Para preguntarse lo que uno era.

Desde los altos montes desconocidos
A los abismos submarinos.
Desde las altas torres de Babel
A los maltrechos trozos de papel.

Se sabe que futuro promete enredos
Y que presente escapa entre los dedos.
Mientras que pasado, menos todo,
Es acúmulo de recuerdos.

Que la vida se va en un suspiro
Y sin querer, ya apenas respiro.
Que la vida es como un río
Que surca los vuelcos del destino.

Que al final, miles de buitres callados
Acaban extendiendo sus alas
Bailando al son de los muertos,
Mostrando su silenciosa danza.

Pero siempre queda el consuelo
Más allá de toda esperanza
De haber vivido pisando el suelo
Gozando de salud y bonanza.

Acompañando en el último aliento
Un coro de cuervos cantores
Que como el ave de Poe
Graznan entre lamentos:

Nunca más,
Nunca más.
Nunca más.

Orgulloso piensa que
Peor que nada es no haber sido
Y sus últimas palabras
Las dirige al destino:

Yo, al menos fui,
Aunque en un descuido.

Por mí se llega a la ciudad doliente.
Por mí se avanza hacia la eterna pena.
Por mí se va tras la perdida gente.

Vida, 2009