domingo, 15 de noviembre de 2009

Tras un largo período de descanso

Saludos lectores,

Más que nada no quiero que esto acabe muerto del todo. ¿Qué mejor que reanimarlo con una poesia? Volveré a escribir largas entradas.

Por mí se llega a la ciudad doliente.
Por mí se avanza hacia la eterna pena.
Por mí se va tras la perdida gente.

Dios al pecado señaló condena
Dante a la vida señaló comedia
Y a las puertas de la muerte
Una divina inscripción, incipiente.

Al fin de su camino
Vuelve la vista a la alianza
Sabiendo de su destino
Sin remedio, pierde toda esperanza. .

Siempre, en todo momento
En todas las épocas y todas las eras
Ha existido un portento
Para preguntarse lo que uno era.

Desde los altos montes desconocidos
A los abismos submarinos.
Desde las altas torres de Babel
A los maltrechos trozos de papel.

Se sabe que futuro promete enredos
Y que presente escapa entre los dedos.
Mientras que pasado, menos todo,
Es acúmulo de recuerdos.

Que la vida se va en un suspiro
Y sin querer, ya apenas respiro.
Que la vida es como un río
Que surca los vuelcos del destino.

Que al final, miles de buitres callados
Acaban extendiendo sus alas
Bailando al son de los muertos,
Mostrando su silenciosa danza.

Pero siempre queda el consuelo
Más allá de toda esperanza
De haber vivido pisando el suelo
Gozando de salud y bonanza.

Acompañando en el último aliento
Un coro de cuervos cantores
Que como el ave de Poe
Graznan entre lamentos:

Nunca más,
Nunca más.
Nunca más.

Orgulloso piensa que
Peor que nada es no haber sido
Y sus últimas palabras
Las dirige al destino:

Yo, al menos fui,
Aunque en un descuido.

Por mí se llega a la ciudad doliente.
Por mí se avanza hacia la eterna pena.
Por mí se va tras la perdida gente.

Vida, 2009

jueves, 30 de abril de 2009

Poe, el immortal

Saludos lectores,

Como sabéis (y si no os lo hago saber yo aquí) este año es el año Darwin ya que se conmemora el 200 aniversario de su nacimiento y el 150 aniversario de su obra El Origen de las Especies. Al menos en el mundo por el que yo me muevo se le ha dado mucha importancia a este evento, normal, si algo tiene la biología es la figura de Darwin como emblema. Pero con tanto bombo casi se me ha pasado por alto que éste también es el año de Edgar Allan Poe, y como gran escritor se merece un reconocimiento por mi parte. Así que lo mínimo que puedo hacer desde mi postura de humilde lectora es ofrecerle un espacio en mi blog única y exclusivamente dedicado a él y su obra.

Se quedó huérfano a muy corta edad siendo recogido por el matrimonio Allan que jamás acabó por adoptarlo legalmente. Estudió en la Universidad de Virginia y de muy joven se enroló en el ejército. Pese a que su alma era de poeta muy pronto se vio obligado a escribir prosa (relatos y críticas literarias para algunos periódicos de la época) por razones económicas. Revolucionó el mundo de la novela gótica, sobre todo el cuento de terror. ¡Tenemos que darle gracias a su pobreza por tamaña grandiosidad! Sus relatos cortos son simplemente geniales, pocos escritores han conseguido mantenerme en vela casi toda una noche con tan solo cuatro páginas de un libro. Recomiendo a todo aquel que desee pasar una noche rodeado de fantasmas, muerte y sombras oscuras un tanto tocadas por la maldad que se haga con un ejemplar recopilatorio de sus cuentos de terror.

Si los más conocidos y mejor tratados por las críticas sobrecogen a cualquiera como El gato negro, El barril de Amontillado, El corazón delator o La caída de la Casa Usher, hay algunos, de no tanto renombre e igual también mas flojos literariamente hablando, que destapan con mucha más claridad una mórbida e incluso sádica obsesión por la muerte incluyendo los efectos de la descomposición de los cadáveres. Podría ser el caso de La verdad sobre el señor Valdemar y Entierro prematuro que además son un ejemplo también del aire tenebroso con el Poe que envuelve siempre a la muerte. Muertes falsas, cadáveres catatónicos que vuelven a despertar, angustias desesperantes, encierros claustrofóbicos en un ataúd estrecho… Símbolos que han acabado por formar parte del mundo de Poe y que ya nadie puede desprenderlos de su esencia.

Fue considerado también como el inventor del género detectivesco y aquí sin duda hay que destacar su relato de Los crímenes de la calle Morgue cuyo asesino acaba por ser el asesino más sorprendente de todos los tiempos. Por muchas obras de detectives o policíacas que haya leído, este relato se alza sobre todos ellos como el de final más impactante. De so obra poética poco puedo comentar, pues solo me leí el poema de El Cuervo. De todos modos, dicho poema sobrecoge a cualquiera, la imagen de un mortífero cuervo negro posado sobre el busto de la diosa Atenea es difícil de mejorar.

Vivió inmerso en la muerte y hay varias historias que rodean su propio fallecimiento. Tanto los informes médicos como el certificado de defunción se perdieron, los periódicos de la época afirman que Poe murió a causa de su alcoholismo. Pero hoy en día la causa de la muerte sigue siendo un misterio, aunque se cree que pudo deberse al abuso de agentes electorales que durante esa época solían valerse de pobres incautos para emborracharles y hacerles votar varias veces por el mismo candidato. Y así, rodeado de misterio hasta el final Poe descansa en una tumba de Baltimore con su propio cuervo de guardián.

lunes, 13 de abril de 2009

Las Uvas de la Ira

Saludos lectores,

Tras mucho tiempo sin aparecer por aquí vuelvo a las andadas para escribir sobre uno de los libros que a fecha de hoy puedo catalogar como de entre mis preferidos. Me refiero a Las Uvas de la Ira de John Steinbeck, ganador del premio Pulitzer en 1940 y del Nobel en 1962.

La obra transcurre durante los años 30, después de la gran crisis económica que envolvió los Estados Unidos tras el crak del 29. Describe como los pequeños productores agrícolas son expulsados de sus tierras por las grandes empresas debido a un cambio en la explotación de estas. Dicho cambio prácticamente les obliga a abandonar su vida en las áridas tierras de Oklahoma para adentrarse en un peligroso viaje hacia California donde el tipo de agricultura requiere mucha mano de obra. Los protagonistas son la familia Joad, viajamos con ellos a través de Estados Unidos montados en un camión improvisado, escasos de víveres con las esperanzas puestas en una nueva vida con mejores condiciones en la lejana, y para ellos desconocida, California.

De la pobreza y la miseria más absoluta se alzan poderosos el ansia por compartir y el método del buen cristiano de tender la mano a aquellos que como tú, lo necesiten. Las familias que se han visto obligadas a unirse a un éxodo común para toda la Norteamérica que vive su época más triste, son abnegados hombres y mujeres dispuestos a trabajar a cualquier precio. Pendientes de las bocas de deben alimentar no discuten ni montan bronca por temor a ser incluidos en “la lista negra” de la que depende su trabajo y de ello, su futuro. Tratados peor que a los animales, despojados casi del todo de su dignidad, tienen que sobrevivir para ayudar a los suyos. Cuatro brazos son más que dos, cuatro manos recogen más algodón, más melocotones… ni siquiera los niños merecen descanso. Acompañados de la figura del predicador que ha dejado de creer en un Dios todopoderoso para intentar comprender mejor la verdadera naturaleza del hombre, porqué hace lo que hace y se condena por hacerlo, los Joad sobreviven entre millones de supervivientes que no van a dejar de ser humanos pase lo que pase.

En 1949 John Ford llevó al cine la novela con una película de título homónimo. La película es extremadamente fiel a la novela excepto en quizá lo más importante, el final. La novela acaba con la figura de la rolliza Rose of Sharon, encarnación de la juventud y la salud dando de mamar a un pobre hombre decrépito, casi desfallecido por inanición. La ternura de la imagen, el no tener nada y darlo todo es tan grande, tan absoluto que casi raya la perfección. Cambiar el final es como cambiar el espíritu y el significado de la obra.

jueves, 12 de febrero de 2009

El Dios de la lluvia llora sobre Méjico

Saludos lectores,

Tras tanto tiempo de silencio por causa de los exámenes y mi viaje a Holanda, vuelvo a dar señales de vida para hablar de un libro que leí hace tiempo pero que recientemente me hicieron recordar. Me refiero a El Dios de la lluvia llora sobre Méjico de Laszlo Passuth.

Puede resumirse como una novela épica de aventuras dónde se narra la conquista de Méjico al frente de Hernán Cortés. Lo bueno de la novela es que consigue hacer llegar al lector muchos aspectos de la personalidad de Cortés que en los libros de texto desaparece. No se trata simplemente de la hazaña de Cortés al conquistar el nuevo mundo, sino que además realza su humanidad haciéndote partícipe de sus sentimientos y sensaciones frente a un mundo enteramente nuevo y completamente distinto del que conoce. Sin embargo, pese al abismo de diferencias entre la cultura Azteca y la Española de la época, Cortés consigue llegar a comprender al Terrible Señor Moctezuma II sin despojarlo jamás de la realeza que emana de su corona de plumas y de su imponente persona. Realza también el gran atractivo y la gran elocuencia de Cortés, ambos caracteres de su atrayente personalidad haciendo que, en los momentos más difíciles, consigua el favor de sus soldados. Aunque no todo es de color rosa, también es presente con toda la fuerza y brutalidad el lado más cruel de Cortés.

Pero aunque la historia la escriban siempre los vencedores, Passuth no se olvida de los vencidos. Moctezuma, el gran derrotado, el caudillo-Dios de los aztecas, gobernador de toda Centroamérica desde la divina ciudad de Tenochtitlán, lo tenía todo antes de la llegada de Cortés. Era el hombre más poderoso, el más temido, el más sabio, el Dios todopoderoso que vive medio abrumado por la pesada carga de la soledad que conlleva el poder supremo. Es a través de esa soledad que Passuth nos acerca a la humanidad de Moctezuma, es el lado desconocido del semi-Dios el que enternece y hace llorar al lector cuando muere entre los brazos de Cortés asesinado por su propia gente.

Tampoco se deja en el olvido a Mallinalli, la mujer que más amó a Cortés, la traductora de la comitiva, el mayor acercamiento de culturas que se experimenta en toda la novela. El punto de apoyo de Cortés antes de dirigirse a sus hombres, y la ambigüedad del gran amor de Cortés hacia una cultura que esta aplastando tras su paso.

Novelado de un modo fresco y descriptivo, Passuth hace revivir parte de la historia de nuestro mundo a todo aquel que se adentre en las páginas de Tlaloc, el Dios de la lluvia.

viernes, 2 de enero de 2009

Rabos de Lagartija

Saludos lectores,

Coincidiendo con la primera entrada del año 2009, deseándoos un feliz año nuevo a todos vosotros, escribo sobre Rabos de Lagartija, que es sin duda la mejor obra que he leído de Juan Marsé. La más completa, la más cruel, la más tierna, la más verdadera a la vez que la más fantasiosa.

Narrada por Víctor Bartra (hijo), un no nato que desde el vientre de su madre habla con ella y su hermano a la par que con nosotros, mostrándonos cruda y cruel la vida un tanto atropellada de David Bartra, un joven fantasioso hijo de un desaparecido padre alcohólico buscado por la “justicia” franquista y una emprendedora pelirroja, ex maestra de escuela y actual costurera del barrio del Guinardó. Un profundo retrato de la sociedad de la posguerra, de la antigua Barcelona y de lo que ahora no es más que un barrio residencial, un escenario de pobreza, muchachos que deambulan por la calle, la fascinación por el cine y la sexualidad reprimida. La melancólica pareja del desventurado David y Chispa su fiel perro viejo, feo, ciego y sordo son el eje de la novela, y a su alrededor suceden las más desgarradoras historias.

Rabos de lagartija es la historia de las relaciones frustradas, donde no hay ni héroes ni triunfadores porque en la España franquista tan solo hay víctimas. En 1945, en una barriada marginal de Barcelona, el barrio del Guinardó, en un antiguo consultorio de un otorrinolaringólogo fusilado vive realquilada una maestra represaliada, Rosa Bartra, conocida como “la pelirroja” en compañía de sus tres hijos, Juan Bartra muerto por una bomba durante la guerra, David Bartra aprendiz de fotógrafo de bodas y bautizos y el aún no nato Víctor Bartra. Recibe periódicas visitas del inspector Galván con el pretexto de indagar sobre su marido Víctor Bartra (padre), rebelde en paradero desconocido. Sin embargo oculta un amor desesperado hacia la insólita pelirroja, amor que le valdrá el odio del mayor de sus hijos vivos, David, que no descansará hasta probar la falsedad del guripa ante los ojos de su madre.

David vive permanentemente entre la realidad y la ficción, entre la verdad y la mentira. Plenamente consciente de lo que sucede pero demasiado fantasioso para no añadir sus sueños y sus visiones a la vida misma. Las largas mañanas en busca de rabos de lagartija para curar las almorranas de su íntimo amigo, Paulino. Las oscuras tardes en el cine Delicias, en compañía de Paulino dónde le susurra los abusos a los que le somete su tío ex Guardia Civil. Las noches en vela recibiendo las visitas de Juan, su hermano muerto, de su padre permanentemente ebrio y embadurnado en sangre, del arrogante piloto de la RAF que lo mira desdeñoso con su flamante cazadora de cuerdo desde el póster de su habitación. Y la vida de David transcurre así, en busca de Amanda la niña que circula en bicicleta de hombre, odiando en silencio al guripa que les trae café-café, azúcar y chocolate. Mintiendo por los descosidos, haciendo la vida más real de lo que es viendo como las vidas de todos los que le rodean se desmoronan en un abrir y cerrar de ojos. Sufriendo por la culpabilidad que siente frente a todas las desgracias de su madre, de su hermano y de su amigo.

Una desgarradora ficción que muy bien podría ser una más de todas las desgarradoras verdades que por España se esconden.