viernes, 15 de enero de 2010

Tómalo como viene


La vida hay que tomarla como viene. Ya se sabe que en pocas ocasiones ésta va a ser lo que de ella esperabas, pero al fin y al cabo la vida que tú conoces es la única que vas a vivir jamás. Desperdiciarla en sueños y lamentos no la va a hacer ni más real, ni más valiosa, ni más digna. Tu vida va a seguir siendo enteramente tuya por muchas vueltas que le des a su sentido. Es una única oportunidad que se te brinda de poder vivir como es debido, por eso hay que ahuyentar los malos pensamientos, la tristeza, los reproches y la melancolía no tienen sentido en una vida. Porque tiene que ser realmente auténtica y viva en toda su durada. Uno no puede estarse preguntando eternamente si es correcto o no lo que hace, si hace lo que debe o si simplemente hace lo que quiere. Porque la vida tan solo es una y hay que disfrutarla al máximo. Por muy cruel que sea, por muy dolorosa la existencia, uno siempre puede hacer frente a los malos momentos con una sonrisa, hay que intentar ser fuerte. Aún más, hay que conseguirlo. O al menos disimularlo, no se puede cargar a otro con las penas que uno tiene porque la mayoría de las veces las penas que a uno le puedan parecer las más tormentosas y horribles son superadas con creces por las penas de alguien que sigue existiendo sobre la capa de la tierra.

No hay que rendirse ni perder la esperanza, porque pase lo que pase la vida sigue. Y el mundo, también y la tierra sería tierra sin ti del mismo modo que la vida no necesita de uno mismo para seguir existiendo. Si tu mueres los demás siguen vivos, no eres indispensable tenlo siempre presente. Piensa en lo efímero que puede ser todo y asegúrate que cada uno de los momentos que vives sean dignos de ello. No te tortures, no te lamentes, no te quejes más de lo que debas. Tampoco hagas sufrir a los demás, limítate a vivir. A disfrutar de la experiencia de la vida e intenta, sobre todas las cosas, ser feliz. Porque la felicidad es eso, es la meta máxima a la que aspira un ser vivo.

Todo el mundo que se precie busca su propia felicidad, lo verdaderamente cruel es que la felicidad individual puede tropezarse muchas veces con la felicidad de otro y entonces la desdicha de alguien amarga tu felicidad. Si uno llega a ser consciente de eso, automáticamente deja de ser feliz ya para siempre. Y, quien sabe, igual sin felicidad o sin la vaga esperanza de una felicidad futura la vida no tiene sentido. Porque si uno no se da cuenta de lo que vale, el camino no llega a ninguna parte. Aún así, siempre aún en lo más oscuro del mundo, la vida acaba por tener sentido. Porque desde el momento en que se inicia una vida esta tiene un sentido, un inicio, un desenlace y un final. El problema esta en nuestro afán por demostrar que unas vidas son mejores que otras. Si todo el mundo fuese altruista harían lo posible por una felicidad colectiva, llegando así todos al sentido máximo de la vida. Pero esto es soñar. Y de sueños uno no vive. La vida es dura, cruel, asquerosa, inmunda y muchas veces decepcionante. Pero a pesar de todo es vida y el mero hecho de ser vida ya la convierte en algo indiscutiblemente valioso.

Puede ser paradójico pero pocos son los miserables que llegado el momento no suplican por seguir viviendo, por muy rastrera y repulsiva que haya sido su propia vida. Así pues, la vida en si es algo importante y para vivir con algo de consecuencia y algo de sentido en ella misma hay que intentar, al menos, por todos los medios llegar a un atisbo de felicidad. Aunque suene imposible si uno pone todo su empeño y se dedica a afrontar los nimios problemas que nos empeñamos en hacer que parezcan montañas con una sonrisa, buena voluntad y ganas de solventarlos lo mejor posible, se puede llegar a conseguir una vida verdadera. El camino está marcado, tan solo hay que seguirlo. Esta en las manos de uno mismo ser feliz o desdichado, uno puede escoger su propio destino. Pues el destino divino no existe, todo son consecuencias a los actos propios o a las condiciones a las que se ha visto expuesto uno mismo. Así pues, vive.

Que la vida, 2009

9 comentarios:

Carol dijo...

Nadie puede negarse a las peticiones de nuevas entradas... Es del año pasado, pero de éste no tengo nada nuevo. Ahí lo dejo.

Feliz 2010.

*entangled* dijo...

>>> "Esta en las manos de uno mismo ser feliz o desdichado..."

Abierta se me ha quedado la boca.

Sigue escribiendo, aunque sea material sacado del congelador.

Roberto dijo...

Carol, una sola palabra cabe para tu párrafo: excelente.
Es de lo mejor que he visto escrito en internet o en cualquier otra parte en mucho tiempo.
Saludos desde Buenos Aires.

Víctor dijo...

Una magnífica reflexión la que haces aquí, y muy bien escrita, como todo lo tuyo.

No puedo aportarte mucho en este comentario porque estoy 100% de acuerdo con lo que has escrito.

Lo complicado es aplicar la filosofía tan certera que describes cuando te toca vivir los malos momentos, cuando estás en plena crisis... pero si alguna posibilidad tienes de aguantar y salir adelante en esas circunstancias difíciles, es teniendo muy presentes las ideas que contiene tu entrada.

Suerte con esos exámenes.

Neverknowsbest dijo...

Me gustó tu reflexión, Carol, pero hay varias cosas que no entiendo o no comparto del todo. Dices que "hay que ahuyentar los malos pensamientos, la tristeza, los reproches y la melancolía no tienen sentido en una vida". Pero ¿acaso no forman estos parte también de nuestra vida? ¿Es que la tristeza o el enfado, por mucho que no nos gusten, son una cosa que no podemos descolgar de nuestra vida como si de ropa que nos quitamos se tratase? ¿Es que acaso de la desilusión y la frustración de ver nuestros sueños tirados por tierra es que aceptamos la vida tal y como es, con sufrimiento, pero aprendiendo y siendo cada vez más sabio? ¿Es que aprender no nos da la felicidad por otro lado?

A lo que me refiero es que sí, llevas mucha razón en que la vida es la que es y no podemos vivir en la mentira de creer que es la que nos gustaría, y hay que vivirla y hacerlo lo mejor posible. Sólo pienso que, al menos a mí, me sirven hasta los momentos de tristeza y de enfado. Me aportan, en muchas ocasiones, lucidez y autoconsciencia, me alejan del vicio de soñar que mi vida es la que sueño que es? Es verdad que no hay que estampar esa tristeza y frustración en los demás, eso es muy cierto, pero, personalmente, no quiero que me quiten mi ración de cruda realidad (mientras sea rápida e indolora ;P)

Un abrazo, Carol. Sigue escribiendo, chica.

Carol dijo...

La tristeza, la melancolía, los reproches... Tan solo pueden servirte para darte cuenta de todo lo bueno que tienes. No digo que no existan, ni que se tenga que hacer oídos sordos a ellos simplemente pienso que se tiende a sobrevalorar lo malo, a entristecerse sobremanera por nimiedades mientras que se abandona a un lugar mucho más remoto la felicidad, la euforia, la alegría...
¿Cuantos amigos te han llamado para contarte lo felices que son? Y ahora piensa, ¿cuantos otros te han necesitado por sentirse desdichados? Y el caso es que estos últimos, desgraciadamente, son mucho más numerosos que los primeros. Digo que la mayoría de las personas tienden al negativismo, que se escudan en lo malo olvidando tras de si lo bueno que pueda haber en sus vidas que seguramente sea mucho más que lo malo que puedan encontrar en ellas. Pienso que el ser humano tiende a la depresión, y ese es el camino fácil, el de cobardes. Luchando un poco, razonando un poco se puede vivir como se debe, feliz o lo más parecido a ello que exista. No hay necesidad de sentirse desdichado porque si.

Carol dijo...

:) ¡Gracias a todos por leerme!

Víctor dijo...

La objeción de Neverknowsbest es muy oportuna, pero creo que puede encajar bien en la idea que expresa Carol.

Siempre toca pasar malos ratos, las posibilidades que para eso te ofrece la vida son innumerables; pero si aprovechas para aprender y sacar las lecciones oportunas de cada problema que va surgiendo, la siguiente vez que se te presente el mismo tipo de problema podrás soslayar el sufrimiento. Pero siempre aparecerá algo para lo que no estabas completamente preparado y te obligará a aprender...

En cambio, no estoy muy de acuerdo con tu último comentario, Carol, cuando relacionas la depresión con la cobardía.. No creo que sea así.

Por un lado, a una persona se le pueden presentar situaciones terroríficas, incluso insuperables.. sólo tienes que imaginar un poco.

Por otro lado, aunque se trate de dificultades "normales", piensa que no todo el mundo tiene la misma capacidad de reflexión y autocontrol.. como sabes tú mejor que nadie por tus estudios, si tu bioquímica te manda al infierno de la depresión, no tienes forma de escapar por medio de la voluntad.

Un abrazo

Roberto dijo...

Carol, estaba releyendo este párrafo y te cuento que me apena un poco que no escribas con una frecuencia un poco mayor. Por supuesto que entiendo que tus obligaciones seguramente ocupan una parte importante de tu tiempo, ¡y está muy bien que así sea!, pero quiero que sepas que tus lectores esperamos con cierta ansiedad tus textos y, a mayor espera, más ansiedad.

Te envío un cordial saludo desde Buenos Aires.