martes, 16 de septiembre de 2008

Bradbury y la Ciencia Ficción

Saludos lectores,

Al hablar de Ciencia Ficción hay varios nombres que no se pueden pasar por alto, uno de ellos es, sin duda, Ray Bradbury cuyo recorrido por este campo es extensísimo así como de gran calidad. Aunque él mismo no estaría contento con esta calificación de su obra, pues aseguraba ser escritor de fantasía y haber escrito únicamente una novela de ciencia ficción; Fahrenheit 451. En su juventud Bradbury fue un ávido lector y un escritor aficionado, al no poder ir a la universidad por razones económicas realizó su formación autodidácticamente, con la ayuda de libros para escritores aficionados. Tengo que ser sincera y mencionar que las únicas dos obras que he leído de este autor y que ahora mismo me miran con nostalgia desde la desordenada estantería de mi habitación son la recopilación de cuentos Crónicas Marcianas y la novela, ya mencionada, Fahrenheit 451. Bradbury se consideraba a sí mismo como un narrador de cuentos con propósitos morales y defendía que su mayor ambición era crear en el lector una desconcertante sensación de angustia al inculcarle su firme convicción de que el destino de la humanidad es recorrer espacios infinitos y padecer cantidad de sufrimientos para acabar con la humilde contemplación de su fin. Debido a que Crónicas Marcianas es una recopilación de cuentos y, para comentarlo como se merece debería extenderme demasiado hablando de cada cuento, he decidido utilizar esta entrada para únicamente hablar de la Ciencia Ficción de Bradbury.

Fue en mi época de mayor amor hacia este género cuando, para mi decimotercero cumpleaños, me regalaron Fahrenheit 451. Lo que más me sorprendió al principio fue que Guy Montang, el protagonista, era un bombero que en vez de apagar fuegos los provocaba, que sencillamente se dedicaba a quemar libros. La trama se desenvuelve en una sociedad dónde el gobierno tiene la convicción de que leer impide ser felices a los hombres, porque les llena de angustia y, al leer, algunos comienzan a tener entendimiento empezando a ser diferentes de los otros cuando, a sus ojos, todos deben ser iguales. El gobierno usando a los bomberos como controladores de la lectura, enviándolos a quemar casas dónde haya indicios de bibliotecas, se jacta de velar por la igualdad y la felicidad de los ciudadanos, creyendo que así no podrán cuestionar sus acciones y rendirán más y mejor en sus labores. Montang, que no es más que un bombero modelo, conoce a Clarisse McClellan, una vecina suya de 17 años tachada de “antisocial” por formular preguntas incómodas. En un principio, Montang la cree loca pero tras varias conversaciones con ella se da cuenta que no todo lo que dice carece de sentido y, en cierto modo, Clarisse acaba por convertirse en su guía, inculcándole la duda existencial sobre su verdadera felicidad a la vez que una creciente curiosidad por saber qué es aquello que se dedica a erradicar; los libros. Tras el aparente accidente de Clarisse la curiosidad de Montang crece enormemente, hasta que es vencido por ella el mismo día en que recibe un aviso de quemar la casa de una mujer anciana poseedora de una enorme biblioteca. Al llegar allí, la mujer se niega a abandonar la casa, alegando que sus ideales están en sus libros, que sus libros están en la casa e implorando a la humanidad perdida del gobierno es ella misma la que prende fuego a su casa y a su biblioteca ardiendo ella misma como bonzo. Tras esta muestra de una postura “antisocial” tan firme y clara, Montang queda impresionado de tal manera que acaba por convencerse de la falsedad de las palabras que su jefe recita “los libros solo sirven para hacer sentir mal a la gente”. Es en ese momento cuando Montang se hace con su primer libro, cuando la curiosidad puede con la ignorancia y ese es el momento crucial de la novela, el inicio de una larga colección de libros que culmina con la adquisición de un ejemplar de la Biblia.

Es cuando conoce a Faber, un ex profesor de literatura, que Montang decide iniciar una lucha contra el sistema con la finalidad de hacer prevalecer el conocimiento sobre la ignorancia. Pero a pesar de todo, él sigue trabajando como bombero para no levantar sospechas y sigue quemando casas, quemando libros y acudiendo a avisos. Es en uno de esos avisos cuando se encuentra frente a su propia casa, viéndose presionado a actuar en consecuencia. Por su parte, Mildred, su esposa, es una mujer bobalicona a quien únicamente le interesa “la familia” denominando así a las tres paredes-televisor que forman parte de su salón. Mildred, incapaz de comprender las inquietudes y las nuevas ideas de su marido, acaba confesando que ha sido ella quien le ha denunciado a las autoridades y confusa y avergonzada se marcha de su lado. Abandonado, y solo por su causa, Montang, se ve con la obligación de quemar su propia casa llegando a un nerviosismo tal que le hace actuar sin premeditación matando a su jefe y generando una persecución por todo lo largo y ancho del país…

Vista mi gran afición por pormenorizar todos y cada uno de los detalles de los argumentos de los libros he tenido que autocensurarme para no desvelar el fabuloso final de esta novela. He pensado que tengo que ser sincera conmigo misma y retrotraerme a los tiempos de mi primera lectura de Fahrenheit 451, cuando descubrí que esa era la temperatura a la que ardía el papel y que la Ciencia Ficción podía ser tan fantasiosa como espantosa la realidad, y solo entonces comprendo que si me hubiesen dicho el final de esta novela habría perdido la mayor parte del encanto del haberla leído.

8 comentarios:

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Excelente cronica e introducion que despierta el deseeo de leer la obra.
Felicidades Carol por tu aportacion a la cultura.
Abrazos desde Cd. Obregón México

Carol dijo...

Gracias Celia, espero que como bien dices despierte el deseo de leer la obra de Bradbury. Ahora bien quizá sea un poco excesivo llamar a mi entrada "aportación a la cultura"...¿no?

Parece una responsabilidad enorme...

Víctor dijo...

¿Has visto la pelí? Es una de esas antiguas en las que sale representado el futuro... me hace gracia comprobar cómo nos imaginaban en el pasado a los humanos del presente (las ropas, los coches, etc...)

Ya no me acuerdo del final de la peli, y como tampoco me he leído nunca el libro, aprovecharé para hacerlo un día de estos. Eso sí, cuando acabe "La isla", que ya le tengo en la butxaca.

A mi también me parece que tus entradas son una aportación a la cultura... sí, sí, tendrás que seguir con ellas aunque te pese la responsabilidad...

Carol dijo...

Si Víctor, si que vi la película. Bueno la vi si te refieres a la de François Truffaut, aunque no se si han hecho alguna otra... Si que es gracioso como representan el futuro, de hecho en la película "la familia" son unas pantallitas minúsculas pegadas a la pared. Mucho más pequeñas que las pantallas planas que hay en muchas casas...¿curioso, no?

Me alegro que al fin cogieses con ganas La Isla y, nada, espero tu comentario con respecto a ambos libros a ver que opinas de ellos. En cuanto a las entradas, seguiré con ellas pues esto es un Hobbie, pero me niego a calificarlas con un nombre tan ostentoso. Que ya sabes, quien mucho ostenta poco presenta...

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Buen día Carol.
No quiero hacer que tus hombros se doblen con responsabilidades que parecen pesar tanto, pero si te detienes a pensar que si cada ser humano aporta un tantito como tú a la cultura, de poquito en poquito se hace en la humanidad una gran cultura. y tu responsabilidad no es más que cargar con la tuya misma, que al sumarla a la de los demás hace cosas grandes.

en cuanto a mi poesía de la rosa tienes razón. Ve El Libro Negro de- Giovanni Papini habla de esos organos sexuales que los caballeros dan a sus castas doncella. te invito a leer mi poema de "las rosas del jardin"
http://rosadeojostiernos.blogspot.com/2008/06/las-rosas-del-jardin-dicen-que-las-rosa.html

un abrazo de mi parte

Carol dijo...

Bueno Celia, tu reflexión sobre la cultura és bastante acertada así que tendré que aceptarla como válida.

He seguido tu sugerencia y me he pasado por tu blog para leer "las rosas del jardín", dejé allí mi comentario.

En cuanto a "El libro negro" de Papini, tengo que reconocer que no había oídu nunca hablar de él asi que gracias por nombrarlo aquí para que todos podamos interesarnos.

Emmapetrés dijo...

recomendación si te gusta bradbury, y también el cine
lee cementerio para lunáticos
es muy surrealista, y no tira tanto hacia la ciencia ficcion, pero a mi me gusto mucho :)

por cierto, buen blog ;)

Carol dijo...

¡Ei Emmapetrés!
Gracias por ti recomendación, y bienvenida a mi blog.