Saludos lectores,
Habiendo recibido ya varias peticiones proponiéndome que hablase un poco de Ciencia Ficción decidí acatar, al fin, sus deseos e iniciar una entrada para su gusto y satisfacción. Estuve un tiempo pensando sobre qué o quién escribir, hasta que Aldous Huxley se apareció en mi cerebro como una auténtica revelación. ¿Qué sería de la Ciencia Ficción sin Huxley? De todos modos, no puedo proclamarme como una gran entendida en Huxley, puesto que solo he leído tres libros de su extensísima obra; Un mundo feliz, La isla y Contrapunto, mi entrada puede ser poco rigurosa y, en cierto modo, incorrecta así que me disculpo de antemano y os insto a que la complementéis del modo que más os guste haciéndome saber mis posibles fallos e incluso hablando de cualquier otra novela, cuento o ensayo del mismo autor.
Para empezar quiero hacer constar la gran intelectualidad que rodeó a Huxley desde su más tierna infancia, su abuelo fue el gran biólogo Tomas Henry Huxley y su padre, también biólogo, Leonard Huxley que dirigió una célebre revista científica. Ellos dos fueron los culpables del acusado conocimiento científico que adquirió Aldous Huxley al iniciar sus estudios en el laboratorio de su padre. Conocimiento que se encargó de hacerlo patente en su obra, como una parte de él, dotando a sus libros de un realismo casi incomparable con el resto de obras del mismo género. Su madre, Julia Arnold, fue una de las pioneras mujeres estudiantes de Oxford además de ser sobrina del poeta Matthew Arnold y hermana de la novelista Humphry Ward. Con esto quiero remarcar que durante prácticamente toda su vida, Huxley se vio rodeado de grandes cerebros científicos a la par que de grandes cerebros con dotes literarias. Fue una suerte que ambas familias se juntasen e inculcasen su arte y su ciencia en su prole, habiendo así regalado al mundo, al menos, tres personas indispensables; Julian Huxley; eminente biólogo y primer director de la UNESCO, Andrew Huxley; premio Nobel de Medicina y por último de quién estamos hablando hoy en día: Aldous Huxley, célebre escritor reconocido mundialmente.
Tras haber mostrado unas pocas pinceladas sobre la situación familiar de Huxley voy a proseguir hablando de los tres títulos que he leído de este autor. El primero que llegó a mis manos, como siempre, a través de la librería de mi padre fue el fabuloso Un mundo feliz. Bernard Marx y Lenina Crowne son los dos protagonistas, sus nombres hacen alusión a Karl Marx fundador del comunismo y al líder soviético Lenin. Huxley crea una humanidad desenfadada, totalmente saludable, rodeada de alta tecnología. Una sociedad separada en las más brutales de las castas, sin ningún tipo de problemas ya que desde niños han sido subyugados para estar conformes con su vida, con su casta y con sus obligaciones. Una sociedad casi sin complejos, pues todos y cada uno de ellos están enganchados, sin ningún tipo de contemplaciones, a la legalizada droga del Soma, que anula los sentimientos de la vergüenza y te hace creer capaz de aquello que deseas hacer apoderándose de ti un embriagador sentimiento de felicidad. Bernard Marx es un miembro de la casta superior de los Alfa, pero rechazado socialmente por no tomar Soma y por ser más bajo que los demás debido a un supuesto fallo en su gestación. Bernard pese a pertenecer al a casta superior no esta contento con su vida y discrepa de la sociedad en la que vive, es una pequeña amenaza para el sistema de quien todo el mundo se burla a sus espaldas. Sin embargo Lenina Crowne, una empleada del laboratorio en el criadero central de Londres (lugar dónde mediante fecundación artificial y una serie de tratamientos varios y diversos acaban dictaminando la casta y el trabajo de cada uno) es la mismísima imagen de la sociedad de la época. Atractiva, elegante, promiscua, feliz consigo misma y casi sin pensamientos propios pues su visión de la vida no es más que la que le han inculcado desde su más tierna infancia. Ambos se ven obligados a hacer un viaje de negocios, tienen que visitar una reserva de lo que llaman “sociedad antigua”. Allí se tropiezan con Linda, una descarriada Beta que por error se quedó en la reserva y acabó concibiendo a un hijo; John. Mientras que Lenina se queda escandalizada al ver esa sociedad completamente contraria a la suya própia y completamente horrorizada al descubrir el escandaloso caso de Linda y su hijo John, Bernard se queda anonadado al escuchar a John recitando la obra de Shakespeare (prohibida en la sociedad Fordiana), ve en esa sociedad antigua una sociedad mejor, una maravilla ante sus ojos. Más tarde acaba por descubrirse que el padre de John no es otro que el mismísimo jefe de Bernard, así se acaban por plantear los diversos problemas de esa sociedad aparentemente perfecta. Para asegurar una felicidad continua y universal, la sociedad debe ser manipulada, la libertad de elección y la expresión tienen que ser mutiladas incluso el ejercicio intelectual debe ser arraigado así como la expresión emocional. Los ciudadanos son felices, pero gozan de una felicidad artificial puesto que el dolor y la angustia son una parte tan necesaria de la vida como la alegría y la felicidad, sin ellos dos para comparar, la alegría pierde todo su significado y su sentido de ser.
Por otro lado, La isla fue el último libro que escribió antes de morir y parece ser que la visión de la sociedad perfecta de Huxley cambió drásticamente. Podría decirse que La Isla es la contra-cara de Un mundo feliz. Aquí Huxley describe un mundo consumista y dominado por las multinacionales, a la vez que enfrentado por una guerra de dominación suprema que, en definitiva, no hace otra cosa que sumir al mundo en el caos. La acción en si, se inicia cuando un periodista con aires de poeta que viene del mundo denominado “neurótico” aterriza en la pequeña isla de Pala, que se encuentra completamente aislada del resto del mundo y goza de una cultura pura y propia. Dicha cultura nace fruto de la unión de la cultura profesada por un doctor escocés quien la comparte con el Rajá budista de Pala uniendo lo que según Huxley acaba por ser lo mejor de oriente y occidente. Como todas las culturas, ésta, tiene un libro principal, se trata de un libro filosófico que posee el Rajá dónde se explican las bases filosóficas de Pala. Aquí ya no existe el Soma, droga de la felicidad, los palaneses utilizan un hongo visionario que les otorga el conocimiento trascendente así como una paz de espíritu que está ausente en el resto del planeta. Lo más sorprendente de La isla frente a Un mundo feliz es que los habitantes de Pala rechazan totalmente la industrialización, pretenden poder dar una parte de su tiempo al trabajo así como otra a la vida y a la contemplación. Su mundo gira en torno a una selección de la tecnología avanzada, se trata del equilibrio de la ciencia moderna y la espiritualidad. Ellos gozan del perfeccionamiento de la ciencia moderna para mejorar la medicina y la nutrición, pero sin embargo rechazan la industrialización. Esta modernización selectiva es esencial para la sociedad, incluso si eso significa que no están preparados militarmente para combatir contra sus vecinos que desean robarles sus recursos naturales. El lento proceso de aproximación de los rituales, de la forma de vida y de la comprensión de la existencia de esta apartada comunidad de personas es el hilo argumental que nos lleva a ver las cosas desde el punto de vista del periodista, al punto de vista del Rajá y al punto de vista de los palaneses. Lo que se presenta en La isla es el sendero de la cordura, que nace del conocimiento del uno mismo, de la ausencia de voluntad de dominio y del contemplar la aventura en este planeta.
Y por último hablar de Contrapunto. Ésta ha sido considerada, quizá, la obra maestra de Huxley si bien no tiene demasiado que ver con la Ciencia Ficción no puedo permitirme hablar de Huxley sin mencionar, aunque brevemente, una obra tan trascendente. Ante todo, se trata de un examen apasionado de la condición del hombre en el mundo moderno. Los personajes coinciden, discuten, se apartan, se reencuentran en una búsqueda interminable del significado de la vida y el auténtico destino del hombre. Un verdadero contrapunto de ideas, emociones, sentimientos, deseos y esperanzas. Huxley ha conseguido trasladar el contrapunto musical a la literatura mediante la alternancia de acciones simultáneas que avanzan en paralelo. El acabado es un cuadro de una sociedad que se desintegra en contradicciones irresolubles… Se trata de un libro muy complicado de comentar pero totalmente absorbente a la hora de leerlo, puedo asegurar que es una gran apuesta narrativa.
Después de esta largísima entrada sobre Aldous Huxley tengo que agradeceros vuestra generosa atención por haber llegado hasta aquí, y deciros que espero que quien no haya leído nada de él acabe por ver necesaria la lectura de parte de su obra.